Dios tuvo un propósito serio para salvar a todos los hombres, para lo cual hizo pactos desde Adán hasta Jesucristo.
En el cual un pacto es un convenio, alianza, transacción entre los partes que hacen un pacto, es decir entre Dios el hombre. Un pacto tiene promesas y condiciones, en lo cuales Dios prometió al hombre la vida eterna con la muerte de Jesucristo en la cruz. En tal sentido el hombre no será salvo por obras sino por la fe en Cristo. Esto lo hemos visto en el último pacto que Dios hace con el hombre, pacto de gracia para salvar a todos los hombres caídos por el pecado. Hasta que creamos en Jesucristo como el único salvador, seremos extraños y ajenos al pacto de la promesa, sin Dios y sin Cristo. Dios hizo diferentes pactos con el hombre, única y exclusivamente de restaurar la relación que se había quebrantado a causa del pecado; sólo en Jesucristo todos sernos reconciliados para tener una comunión intima con Dios por toda la eternidad.
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